Buenos Aires Provincia
Dirección General de Cultura y Educación
Antonio Di Benedetto
Antonio Di Benedetto

Periodista

Antonio nació el 2 de noviembre de 1922 en la provincia de Mendoza. Era descendiente de italianos por ambas ramas familiares, aunque su madre había nacido en Brasil. Su abuelo paterno era vitivinicultor y tenía una bodega en la provincia cuyana. Su padre había seguido la carrera militar, fue enólogo y dejó muchas cosas escritas, algunas de ellas publicadas. La muerte del padre, ocurrida en 1933 en circunstancias imprecisas, marcaría definitivamente la vida del escritor.

Años después, Antonio diría de sí mismo: “Con alguna frecuencia me he detenido ante el cuadro de la soledad y el desamparo, la doble cara del absurdo, la angustia de la espera, los misterios del alma (uno de ellos, la capacidad de amar), las formas del daño y del mal, la seducción de la muerte, el muro o el vacío de la nada. Al escribir, más bien me refiero al mal que nos infiere el prójimo –el mal que nos hacen- que al mal que yo hago, aunque no oculto haberlo hecho, ni me lo perdono”. [En Encuesta a la literatura argentina contemporánea, Colección Capítulo, Volumen 145, Centro Editor de América Latina, 1982].

Di Benedetto comenzó  su carrera como periodista en medios gráficos a los 16 años; su primer trabajo fue como cronista de cine de un periódico independiente llamado La Semana. Cursó Derecho en la Universidad Nacional de Córdoba y en la Universidad Nacional de Tucumán, pero no concluyó la carrera porque, en adelante, optó por dedicarse al periodismo. Fue corresponsal del diario La Prensa de Buenos Aires y jefe de las secciones de artes, letras y espectáculos en el diario Los Andes, de Mendoza.

En 1960, estando en París con una beca de estudios en periodismo, representó como cronista al diario La Prensa en el Festival Cinematográfico Internacional de Cannes.

Ya en la década del 70, Di Benedetto se había convertido en un editor de noticias reconocido por su oposición a la censura vigente durante la dictadura. Como consecuencia de sus expresiones, pocas horas después del golpe militar del 24 de marzo de 1976, Antonio fue detenido por el ejército durante casi un año y medio. La actividad periodística era intervenida y perseguida por las Fuerzas Armadas, alegando en muchos casos, supuestas vinculaciones con grupos a los que los militares consideraban subversivos. Finalmente, el 4 de septiembre de 1977, Di Benedetto fue excarcelado gracias a las gestiones de personalidades como Victoria Ocampo, Ernesto Sábato, Heinrich Böll. Antonio se exilió sucesivamente en Estados Unidos, Francia y España, para regresar definitivamente a la Argentina recién en 1985.

 

Perseguido

El 24 de marzo de 1976, con el golpe militar en Argentina, Di Benedetto fue secuestrado por el ejército y llegó a sufrir cuatro simulacros de fusilamiento.

"Creo -nunca estaré seguro- que fui encarcelado por algo que publiqué. Mi sufrimiento hubiese sido menor si alguna vez me hubieran dicho qué  exactamente. Pero no lo supe. Esta incertidumbre es la más horrorosa de las torturas", diría años más tarde.

Sin poder escribir porque los represores le rompían todos los papeles, encontró un ardid -cuenta Adelma Petroni, una escultora amiga del escritor en una entrevista realizada por María Esther Vázquez: “Primero estuvo detenido unos meses en Mendoza, en el Colegio Militar. No se lo podía ver, pero sí llevarle ropas y alimentos. Cuando lo trasladaron sorpresivamente a la Unidad 9 de La Plata, no nos dijeron adónde lo habían llevado. Empezamos a buscar con Bernardo Canal Feijóo, y los dos, cada uno por su lado, logramos saber su destino. [...] Estuvo preso un año y siete meses, desde marzo de 1976 hasta septiembre de 1977. Yo pedí a todo el mundo que hiciese lo posible para lograr su libertad. Finalmente el Premio Nobel de Literatura Heinrich Böll le envió un telegrama a Videla. […] Me mandaba cartas donde me decía: ‘Anoche tuve un sueño muy lindo, voy a contártelo’. Y transcribía el texto del cuento con letra microscópica (había que leerla con lupa). Después esos cuentos se editaron bajo el título de 'Absurdos'. Con el anticipo de dinero que le dio el editor viajó a Europa, dio algunas vueltas y se instaló en España”. [En nota de Jimena Néspolo, publicada en el suplemento “Radar Libros”, del diario Página 12, el 12 de septiembre de 2004].

Destrozado física y anímicamente, gracias a gestiones de Victoria Ocampo y Ernesto Sábato, entre otros, Di Benedetto fue excarcelado. Se exilió primero en Estados Unidos y Francia, para residir finalmente en España.

Regresó definitivamente a la Argentina en 1985 porque le prometieron un cargo en la Secretaría de Cultura de la Nación, de lo que sólo resultó un contrato que no se renovó. Comenzó a generar recursos económicos asesorando en la realización de guiones en el Instituto del Cine. Finalmente, tuvo un modesto empleo en la Casa de la Provincia de Mendoza, cargo en el que se desempeñó durante su último año de vida y mediante el cual sobrevivió sus últimos meses.

Di Benedetto había dicho años antes:”Lo único que no se pierde y se conserva con la edad es la necesidad de amar y ser amado”. [Entrevista de Rodolfo Braceli, en revista Gente y la actualidad, año 8 N° 387, 1972].

 

Escritor

Inspirado por autores como Dostoievsky y Pirandello, Antonio Di Benedetto comenzó a escribir en su adolescencia.

Asociado a las vanguardias, confesó que -transcurrida la década del 40 y saturado de novela tradicional-, cometió el atrevimiento de contar de otra manera. En palabras de Jimena Néspolo, su más reciente y exhaustiva crítica, Di Benedetto logra “poner en jaque ciertas pautas de construcción realista del relato”. [Jimena Néspolo, Prólogo de su Ejercicios de pudor, Adriana Hidalgo Editora, Bs. As., 2004].

Reconocido por sus novelas El Silenciero (1964) y Sombras, nada más (1985), su obra maestra es Zama, de 1956. Contemporánea a la literatura de Juan Rulfo (El llano en llamas, 1953 y Pedro Páramo, 1955), la novela de Di Benedetto escribe el acta de defunción del regionalismo en la historia de la literatura argentina, y la partida de nacimiento del "regionalismo no regionalista"; es decir que termina con la temática localista, exclusiva de un pueblo o zona, para abrirse al plano continental de todo lo americano, lo que luego encontrará en las narrativas de Héctor Tizón y Juan José Saer sus exponentes más fuertes.

Aunque Zama transcurría en 1970, es una novela actual, perfectamente insertada en su lenguaje en las profundas marcas de nuestro tiempo. "’Zama’ (…) no se obstina en repetirnos las viejas crónicas familiares que marchitan la novela burguesa desde fines del siglo XIX; no divide la realidad, que es problemática, en naciones; no pretende ser la suma de ningún grupo o lugar; (…) no honra revoluciones ni héroes de extracción dudosa, y sin embargo, a pesar de su austeridad, de su laconismo, por ser la novela de la espera y de la soledad, no hace sino representar a su modo, oblicuamente, la condición profunda de América, que titila, frágil, en cada uno de nosotros. Nada que ver con ‘Zama’ la exaltación patriotera, la falsa historicidad y el color local. La agonía oscura de ‘Zama’ es solidaria de la del continente en el que esa agonía tiene lugar.” [Saer, Juan José: El concepto de ficción, Compañía Editora Espasa Calpe Argentina S.A./Ariel, 1997].

En 1958, convocado por Jorge Luis Borges, entonces Director de la Biblioteca Nacional, para dar una conferencia sobre la literatura fantástica argentina, Antonio viajó a Buenos Aires y Borges expresó: "(A. Di Benedetto)...ha escrito páginas esenciales que me han emocionado y que siguen emocionándome...".

La novela Los suicidas (1969) recibió la primera mención del concurso organizado por Primera Plana y Editorial Sudamericana, con un jurado integrado por García Márquez, Roa Bastos y Leopoldo Marechal. En 1981, la editorial Bruguera de Barcelona publicó Caballo en el salitral, cuya presentación hicieron Borges, Cortázar y Mujica Láinez.

Creador de personajes vivos, con activa intencionalidad poética de remodelar el mundo, Antonio Di Benedetto ocupa un destacado lugar en la narrativa contemporánea argentina.

 

 

Premiado

Di Benedetto fue tan perseguido por denunciar la censura al periodismo y la falta de garantías constitucionales (durante la dictadura de los años 70 en Argentina) como premiado por los valores y la calidad de su obra literaria.

En 1956, recibió el Primer Premio en el “Concurso Nacional de Cuentos del Diario La Razón”, fue nombrado Director del Teatro Independencia de la Universidad Nacional de Cuyo, mientras trabajaba como corresponsal del diario La Prensa en América y Europa.

El gobierno italiano lo condecoró como Caballero de la Orden de Mérito”, en 1969. En 1971 le fue entregada la medalla de oro de Alliance Française. Fue designado miembro fundador del “Club de los XIII en 1973 y, un año después, recibió la Beca Guggenheim.

En 1979, recibió el Premio de Roma, "Italia - América Latina" y en 1981, una beca otorgada por la Fundación Mac Dowell, de Estados Unidos.

Al cumplirse el vigésimo aniversario de su muerte y el quincuagésimo aniversario de la publicación de Zama, en 2006, la Biblioteca Nacional de la República Argentina junto a la Casa de Mendoza y al Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Buenos Aires organizaron una “Semana de homenaje a Antonio Di Benedetto” con un variado cronograma de actividades, en el marco de la cual se presentó el film Los suicidas, dirigido por Juan Villegas, basado en su novela homónima.

La Fundación Konex le entregó en 1984, el Diploma al Mérito y el Konex de Platino en el rubro "Novela: Primera Obra publicada después de 1950". Fue nombrado Miembro de Número de la Academia Argentina de Letras y asesor de la Secretaría de Cultura de la Nación.

Recibió el Premio “Esteban Echeverría, otorgado por la Asociación Gente de Letras. La Sociedad Argentina de Escritores le otorgó en 1986 el “Premio de Honor”; y -luego de su muerte- Di Benedetto fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional de Cuyo.

Otros grandes escritores han apreciado su obra, como el novelista argentino, contemporáneo suyo, Juan José Saer, quien escribió sobre Zama en su ensayo de 1977, El concepto de ficción.

Desde 1999, la editora Adriana Hidalgo comenzó a reeditar la totalidad de su obra.

Su amplia sonrisa y su mirada franca parecen estar afirmando todavía: “No poseo revanchismo, venganza ni agresión contra nadie. Y no porque las meditaciones del insomnio no me hayan evitado elaborar crueldades muy diversas que merecerían algunas personas que no son dignas de ser nombradas, sino porque justamente el exilio (que para mí significa pérdida de mi casa, de mi familia, de mis libros) lo que me ha creado ha sido el único manantial en que ya por siempre querría beber, y que tiene dos aguas: las muy límpidas de la comprensión y las muy dulces del amor a la humanidad”. [Entrevista de Fermín Fevre: “Volver por la puerta grande”, Diario Clarín, 14 de abril de 1983].

Murió el 10 de octubre de 1986 en Buenos Aires.