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A los cuatro años de edad, José Francisco de San Martín inició los estudios de sus primeras letras en un colegio de Buenos Aires. Al poco tiempo, se embarcó junto a su familia con destino a España, donde concurrió durante un año a la escuela común.

Hacia 1785, ingresó al Seminario de Nobles de Madrid. Se trataba de una institución aristocrática destinada a educar a los legítimos descendientes de la nobleza, los que "según la voluntad del rey" debían recibir instrucción católica y prepararse para servir a Su Majestad con amor y fidelidad. El Seminario tenía normas muy rígidas respecto del uso de uniforme, conducta y desempeño en los estudios. Se enseñaba latín, castellano, francés, baile, música, dibujo, poética, retórica, esgrima, equitación, historia natural, física y matemática. 

San Martín permaneció en ese colegio hasta 1789 "año en que estalló la Revolución Francesa" para trasladarse luego a Málaga, donde elevó una solicitud para ser admitido como cadete en el regimiento de Murcia. El conde de Bornos y el marqués de Zayas, autoridades del regimiento, consideraron que contaba con cualidades suficientes y accedieron al pedido de José Francisco. Allí, fue adquiriendo una importante experiencia organizativa, táctica y militar.

¿Qué ideas circulaban por Europa que pudieron haber influido en el joven San Martín?

A partir de las reformas iniciadas por los borbones desde mediados del siglo XVIII, la cultura española había adquirido un elevado acento francés -simbolizado en el término afrancesado- y una importancia que alcanzó a la administración y a los cuerpos gubernativos.

A comienzos del siglo XIX, continuaban ejerciendo influencia en la juventud las ideas del padre Francisco Suárez, en cuyos escritos refutaba la teoría del derecho divino de los reyes y planteaba que cualquier autoridad política es una forma de ley humana "no divina" y puede, por consiguiente, ser legalmente elegida por el pueblo. Es decir, que por ley natural, la autoridad soberana procedente de Dios pertenece al pueblo, ya que es éste el único sujeto de soberanía. Consideraba que la autoridad así conferida al rey no podía ser despótica y si así lo era, se legalizaba el derecho a la resistencia y el tiranicidio. Muchos de estos argumentos fueron utilizados por los cabildantes el 22 de mayo de 1810, en el Cabildo abierto que discutió la permanencia o no del virrey Cisneros en el mando en el Río de la Plata. Y teniendo en cuenta estas ideas, cuando el rey Fernando VII fue obligado en Bayona a renunciar al trono, el pueblo se consideró detentador de la soberanía y apareció como su sucesor legítimo.

La Ilustración también influyó en la formación ideológica de los jóvenes de la época. Cuatro fueron las corrientes principales del liberalismo ilustrado "despotismo ilustrado, constitucionalismo, democracia y utilitarismo" y todas tuvieron su parte en el gran laboratorio político que, en forma teórica se estaba gestando en Europa a partir de jóvenes patriotas y que luego sería llevado a la práctica en las colonias de América.

Resultaban seductoras sobre todo, las ideas del constitucionalismo emanadas del pensamiento político de John Locke y Charles de Secondat, barón de la Bréde y Montesquieu.

La Revolución francesa además, representó una influencia que en términos generales se sumó a la de las ideas de Rousseau que bregaba por la soberanía popular, defensa de la libertad de prensa, los derechos del hombre y del ciudadano, libertad, igualdad, fraternidad, propiedad y seguridad, así como también por el cultivo del carácter general moralizador (virtud republicana). En contacto con los ejércitos franceses, San Martín difícilmente pudo escapar a la influencia arrolladora de esas nuevas tendencias, cuyo lema los franceses habían inscripto en las banderas de combate que paseaban victoriosas por toda Europa.

La figura de Napoleón jugó un papel importante en la conformación de un ideal de liderazgo tanto en la imitación física, ornamental y formal, como en la proyección constitucional y política. Incluso, desde el punto de vista militar, resultarán un modelo a emular sus heroicas hazañas durante la guerra continental.

La Constitución de Cádiz de 1812 señaló el cénit de las corrientes liberales españolas, pero significó también la fusión de numerosas líneas políticas del pensamiento. No sólo experimentó la influencia de las tendencias del siglo XVIII español, entre las que se cuentan el centralismo borbónico, la Revolución Francesa, el ideario de Rousseau, Montesquieu y Locke, el radicalismo británico y la Constitución norteamericana, sino que resultó igualmente influida por las corrientes tradicionalistas que combatieron el despotismo ilustrado en favor de un retorno a las libertades clásicas. Fue éste último elemento el que dio al constitucionalismo español su gran significación, puesto que aunque incluía muchas ideas derivadas del pensamiento moderno, estas ideas tenían como sólida base la filosofía política medieval con una característica muy española: monarquía tradicional con una representación de la nación en los tres estrados. De allí que la idea del mantenimiento de la monarquía fuera muy significativa y que también estuviera vigente en muchos patriotas de la independencia americana: San Martín, O`Higgins, Iturbide, entre otros.

El estar en contacto con personajes de distintas nacionalidades que desempeñaban diferentes funciones, seguramente enriqueció la mirada de José Francisco ya que habrá intercambiado ideas con ellas en conversaciones que mantenía habitualmente. También se conoce que San Martín era un apasionado de los libros y, seguramente, habría leído los escritos de Suárez y la obra de los pensadores de la Ilustración.

Cuando salió de España, lo acompañó un importante fondo bibliográfico, que luego de la Campaña Continental pasó a formar parte de la Biblioteca Nacional del Perú. Por otra parte, cuando estuvo viviendo en  Londres al visitar la casa de Alvear, se debe haber acercado a otras obras ya que, en el tercer piso de la casa, había una biblioteca compuesta por 6.000 volúmenes y también por el archivo personal del venezolano.

Indudablemente, San Martín no fue insensible a las ideas que clamaban contra el derecho divino de los reyes y la libertad e igualdad de los seres humanos.

La actividad militar desempeñada por su padre y que también fuera elegida por sus hermanos mayores, influyó en la decisión de José Francisco para iniciar su carrera de armas. Presentamos el primer paso de la que será una trascendental carrera militar: su pedido de incorporación como cadete al Regimiento de Murcia.

ESCRITO DE DON JOSÉ FRANCISCO DE SAN MARTÍN SOLICITANDO EL INGRESO COMO CADETE AL REGIMIENTO DE MURCIA. 1 DE JULIO DE 1789

 

Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires - Dirección de Contenidos Educativos, agosto 2012