La reflexión acerca de la comunicación como fenómeno social data de los primeros años de la antigüedad. La sociedad es impensable sin comunicación y, como toda actividad humana, es una práctica compleja que puede abordarse desde distintos enfoques.
En la actualidad, existe cierto consenso acerca de la necesidad del abordaje interdisciplinario sobre la comunicación como objeto de estudio. Todos los actos y procesos comunicacionales remiten a su desarrollo histórico, al contexto en el que fueron producidos y a las relaciones sociales que los determinaron.
El reconocido modelo comunicacional constituido como “emisor-mensaje-receptor” es el primer paso para la complejización, ya que a partir de él se empezó a estudiar esta disciplina dentro del marco de lo social, a pensar en los entornos, elementos y formas en que se da la comunicación.
Este disparador puso en el centro de la escena los interrogantes: quién se comunica, por qué se comunica y con quién se comunica. Estas preguntas van a guiar, y continúan haciéndolo, las investigaciones en comunicación, pero ya no desde el reduccionismo causa-efecto, sino desde el estudio y comprensión de la cultura, de la convivencia con otros sujetos, sus ideas y saberes, desde la complejidad de las relaciones humanas.
El abordaje al fenómeno de la comunicación supone que existen mediaciones que intervienen al momento en que los sujetos desean comunicarse. Todos los seres humanos están atravesados por sus determinaciones psicológicas o ideológicas, por sus capacidades para comprender un lenguaje o idioma y por sus condicionamientos culturales. Es decir, se constituyen en la subjetividad, enmarcada en las diversidades del contexto, que hace que la situación comunicativa de cada sujeto sea diferente. Se trata de concebir a la comunicación como proceso social de producción de sentido.
¿Por qué hablar de comunicación y educación?
El avance de la tecnología revolucionó los soportes y modos en que la comunicación se lleva a cabo. Esto, trajo consigo la transformación de algunas prácticas sociales, entre ellas la enseñanza. Los medios de comunicación tomaron un protagonismo principal en la cotidianeidad de los niños y sus familias, reescribiendo el significado de la educación.
En la actualidad, el debate pasa por la función y significación de la escuela, frente a lo que surgen nuevas estrategias que intentan reescribir la misión y el deber ser de la institución escolar.
La comunicación para la educación debe ser entendida como, por un lado, la incorporación de nuevas tecnologías en el ámbito educativo y, por otro, un cúmulo de estrategias que favorezcan y acrecienten el diálogo entre docentes y alumnos. Este tipo de producciones fomentan la participación y la creatividad como formas de democratización.
La comunicación oral, la vía escrita, los medios de comunicación y los variados y diversos formatos que ofrece Internet, hacen variar también los modos de leer y configuran al sujeto de modo diferente para la producción del mensaje. Interactividad, personalización, multimedialidad e hipertextualidad son algunos de los nuevos paradigmas, pero también son los desafíos para la comunicación/educación.
BARBERO, Jesús Martín. Heredando el futuro |
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