Nuevas tecnologías y espacio aúlico
Hija del texto impreso y constituida a partir de él en una fortaleza, la escuela se ha dedicado durante mucho tiempo a custodiar y preservar entre muros y lejos de su entorno, la transmisión del saber. Ahora se resiste a incorporar nuevos lenguajes y a aceptar a las nuevas tecnologías como parte constitutiva (y no como herramienta) de la adquisición de nuevos saberes y de una nueva visión de lo real.
Como señala Roxana Morduchowickz: (2003) “mientras la escuela prepara para ciertos contenidos y lenguajes, el resto lo deben adquirir los alumnos en el mercado libre (y de algún modo negro) de la cultura de masas”.
Lo que la autora viene a dejar explícito no sólo es la crisis que sufre la institución escolar con el atraso en la incorporación de tecnología, sino también la falta de formación y capacitación de sus docentes, sus prácticas y algunas maneras de abordar los contenidos.
En otros momentos, el docente sentía que tenía la autoridad en el espacio áulico que otorga el saber. Hoy, a comienzos del siglo XXI, ese poder del saber no tiene legitimidad, se desmorona ante la facilidad con que el alumno maneja los nuevos lenguajes. Entonces, el docente, que en su práctica diaria siente que se encuentra aislado, con dificultad para poder apropiarse de nuevos conocimientos a través de la relación con otros pares y en igualdad o inferioridad de condiciones con respecto a sus alumnos en cuanto a su relación con el mundo tecnológico, no hace más que reaccionar desautorizando las nuevas prácticas que emanan del uso de los nuevos recursos.
El especialista en nuevas tecnologías, Manuel Castells ha planteado que los sistemas tecnológicos se promueven socialmente y que la elaboración social está condicionada por la cultura. La cultura escolar tiene en la actualidad, la oportunidad de estimular y dar lugar a una forma diferente de comunicación en el espacio áulico.
La función del maestro ha cambiado sensiblemente. En algún momento de la historia educativa, su rol se centró en la transmisión del conocimiento. Hoy, su tarea ha de centrarse en el papel de mediador y formador dentro de los espacios educativos.
Este posicionamiento ubica al alumno en el centro del proceso aprendizaje. Y el maestro es quien lleva adelante la mediación pedagógica entre el conocimiento, el medio y el alumno. Así, el mundo tecnológico atraviesa esa relación brindando la oportunidad de crear y reformular prácticas.
Los nuevos enfoques teóricos le asignan al docente un rol especial en la construcción del conocimiento, donde hay un aspecto que caracteriza esta relación y es la forma de mediar.
La mediación pedagógica se involucra con el tratamiento de los contenidos y formas de expresarlos en el marco de una educación pensada como participativa, creativa, expresiva y sostenida en las relaciones interpersonales de colaboración. En este encuadre, introducimos las Nuevas Tecnologías como soporte de experiencias.
Las Nuevas Tecnologías están presentes en la sociedad y muy próximas a la población escolar. Debemos sacar provecho a esta nueva relación que se ha establecido. Su función en el ámbito educativo debe ser la de mediar entre el docente, el contenido (objeto de estudio) y el alumno.
Educación y Tecnologías Telemáticas, por Javier Echeverría. |
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Tecnologías de la Información y Comunicación en el Sistema Escolar. Una revisión de las líneas de Investigación, por Manuel Area |