Desde España partieron expediciones hacia Sudamérica y fueron penetrando en ella siguiendo tres direcciones: este, oeste y norte. Cada una de ellas tuvo finalidades y características diferentes.
En el siglo XVI se inició la corriente fundacional de Chile (Mendoza, San Juan, San Luis); Alto Perú (Salta, San Fernando del Valle de Catamarca -a fines del siglo XVII-, San Salvador de Jujuy, San Miguel de Tucumán, La Rioja, Santiago del Estero, Córdoba); Río de la Plata (Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes) y Patagonia, que fracasó.
La primera ciudad que se estableció en la región llamada del Tucumán fue Santiago del Estero, fundada en 1533 por Francisco de Aguirre. Luego, Jerónimo Luis de Cabrera recibió órdenes del Virrey Francisco de Toledo de fundar una ciudad en el Valle de Salta para garantizar la pacificación de la zona. Cabrera avanzó hacia el sur y fundó la ciudad de Córdoba, en la creencia de que con ello, ampliaba el control sobre el territorio y se aproximaba a un puerto sobre el Atlántico que posteriormente sería Buenos Aires.
En 1577, el Rey Felipe II designó a Hernando de Lerma gobernador de la Provincia de Tucumán. Cuando se hizo cargo del gobierno el virrey Toledo, le ordenó la fundación de una ciudad al norte de Santiago. El 16 de abril de 1582, Lerma, en nombre del rey de España, fundó la ciudad de Lerma en el valle de Salta.
En la zona pampeana, la presencia española durante la primera mitad del siglo XVI, fue bastante esporádica. La primera expedición en arribar al Río de la Plata fue la encabezada por Juan Díaz de Solís, en 1516. Su objetivo era encontrar un paso interoceánico que permitiera la comunicación entre el Atlántico y el Pacífico y concretar la vuelta al mundo, pasando por las verdaderas Indias (orientales). Creyendo haber encontrado un mar, llamó Mar Dulce al Río de la Plata. Ancló en el Puerto de Nuestra Señora de la Candelaria y tomó las tierras en nombre del rey de España, para luego arribar con su tripulación a la isla Martín García, donde halló la muerte a manos de los indígenas del lugar.
Hernando de Magallanes se embarcó en el puerto de San Lúcar con la intención de explorar el río de Solís en 1535. Había firmado con el rey una capitulación por la cual se comprometía a: poner término a las aventuras portuguesas estableciendo en los ríos de la Plata, Paraná y Uruguay fortalezas, poblaciones y autoridades castellanas; buscar y explorar en el norte las minas de plata de las que hablara Caboto y; si fuera posible, poblar la costa del Pacífico al sur de los territorios conquistadas por Pizarro y Diego Almagro.
Según refirió Ulrico Schimdl -uno de los integrantes de la expedición- tomaron posesión de las tierras y fundaron, el 3 de febrero de 1536, un asiento que llamaron Nuestra Señora Santa María del Buen Aire. Al principio, los indígenas proveyeron a los españoles de pescado y carne, pero pronto dejaron de darles alimentos, y habiéndose enviado una expedición contra ellos, se trabó la batalla en que murieron Diego Mendoza y treinta españoles más. Entonces, la ciudad fue fortificada.
Un tiempo antes, Juan de Ayolas había remontado el Paraná y fundado el asiento de "Corpus Christi", cerca de Coronda. Ante el éxito, Pedro de Mendoza marchó con setecientos hombres, y pocas leguas y abajo de la desembocadura del Carcarañá fundó el “Puerto de Nuestra Señora de la Buena Esperanza”, desde el cual salió Ayolas -miembro de la expedición de Mendoza- en busca de las tierras del oro y la plata.
Ayolas había remontado el Paraná hasta el puerto que llamó de la Candelaria, donde dejó a Domingo Martínez de lrala, y emprendió viaje al Perú. Consiguió llegar y regresó cargado de oro y plata, pero no encontró a Irala. Después de un penoso viaje, fue asesinado por los indios payaguaes. Mientras los miembros de su tripulación iban en busca de Ayolas, fundaron en 1537 el fuerte de la Asunción, donde después Irala fundó la ciudad del mismo nombre.
El emperador Carlos V confirió permiso a Alvar Núñez Cabeza de Vaca para que armara una expedición al Río de la Plata, con las prerrogativas de adelantado para el caso de que hubiera muerto Ayolas. Cabeza de Vaca arribó a Santa Catalina en 1540, desde donde emprendió la travesía por tierra hasta la Asunción, adonde llegó en 1542.
Cabeza de Vaca asumió el mando, hizo explorar por Irala el río Paraguay y organizó una expedición para hacer el viaje al Perú, pero la belicosidad de las tribus y los obstáculos de la naturaleza lo obligaron a regresar. En Asunción se encontró con un movimiento revolucionario que lo depuso y lo redujo a prisión. Depuesto Alvar Núñez, Irala fue elegido teniente Gobernador y Capitán General.
Cuando falleció Irala, el Virrey del Perú nombró tercer adelantado a Juan Ortiz Zárate, quien, de acuerdo con el convenio celebrado, debía traer de España familias de agricultores, trabajadores, vacas, caballos y ovejas. Con esa misión partió hacia España. Durante su ausencia, ocurrieron nuevos disturbios entre la población.
Entre tanto, empezaba a destacarse la figura de Juan de Garay, comisionado para fundar una población en las provincias del Plata. Garay remontó el Paraná en compañía de nueve españoles y algunos naturales y fundó la ciudad de Santa Fe en 1573. El movimiento colonizador cambiaba de rumbo, y ahora, venía de Asunción al Plata.
Un nuevo adelantado, Alonso de Vera y Aragón, designó a Garay su teniente gobernador, y éste realizó el 11 de junio de 1580 la segunda fundación de Buenos Aires. Enseguida Garay distribuyó tierras, encomendó a los indios, reservó lugar para la iglesia y nombró el primer cabildo. La población creció muy lentamente, sustentada en la cría del ganado y en la agricultura a muy pequeña escala.
Después, Vera y Aragón, en compañía de Hernando Arias (Hernandarias) de Saavedra, fundó en las márgenes del río Paraná la ciudad de San Juan de Vera de las siete Corrientes.
Historia argentina del descubrimiento, población y conquista de las provincias del Río de la Plata |