Dirección General de Cultura y Educación

Estados Unidos

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, los gobernantes de los países vencedores desarrollaron la llamada Guerra Fría a través de sus centros de poder militar. Sus objetivos eran:

  1. integrar política y económicamente la mayor cantidad de áreas y territorios en el mundo -en lo posible- sin derramamiento de sangre.
  2. mantener a la comunidad internacional en permanente inquietud.
  3. desprestigiar al enemigo exacerbando sus flaquezas y deficiencias.
  4. desarrollar acciones proselitistas y propagandísticas continuas, tendientes a cimentar en la población pensamientos acordes a la concreción de los intereses enunciados precedentemente.

ngreso de militares latinoamericanos a la Escuela de las Américas.  En los EEUU, tales objetivos enlazaban con el concepto de “guerra total” –que ya había sido considerado por Hitler- según el cual los aspectos militar, económico, político, psicológico, ideológico, tecnológico, científico y financiero debían ser concebidos en forma integral. La guerra se hacía “total y permanente”, basándose en la concepción de que los ejércitos nacionales debían integrarse a los dispositivos internacionales de defensa creados y controlados por los EE.UU. para luchar contra la Unión Soviética y el comunismo.
La defensa de las fronteras ideológicas era más importante que las fronteras territoriales, y se había transformado en la principal hipótesis de conflicto. La idea de fronteras ideológicas refería al enfrentamiento entre dos sistemas, dos cosmovisiones: de un lado, el Occidente cristiano y del otro, la subversión comunista.

La DSN planteaba la existencia no sólo de enemigos externos, también enemigos internos y enemigos externo-interno, como es el caso de la “subversión comunista”; ante ésta la lucha no debía ser sólo en el frente militar:

“La guerra de hoy es el choque de una serie de sistemas - político económicos, psicológicos y militares - que tienden a derrocar al gobierno existente en un país para sustituirlo por otro [...] Tenemos que empezar a darnos cuenta de que en la guerra moderna no estamos luchando frente a un determinado enemigo esparcido en un determinado territorio, sino frente a una peligrosa y bien armada organización clandestina cuyo papel principal es imponer su voluntad a una población".

Herrera, Genaro Arriagada; Mons. Santos, José Manuel; Orrego Vicuña, Francisco; López W., Evaristo; Orrega Vicuña, Claudia. Seguridad Nacional y Bien Común. Santiago (Chile): Talleres Gráficos Corporación, 1976, p. 54.

Según esta concepción, el enemigo era de difícil identificación, lo que hacía necesario que el control, el trabajo de las organizaciones de inteligencia, el diseño de planes de represión se hicieran cada vez más sofisticados, quedando la actividad política subordinada a la actividad militar, a la guerra y a una concepción de lucha permanente donde no se distinguía entre lo civil y lo militar, entre la paz y la guerra.

Al interior de cada Estado, se trataron de privilegiar las cuestiones ligadas a la seguridad nacional en lugar de dar solución a las problemáticas estructurales de las sociedades latinoamericanas. La DSN propiciaba una estrecha relación entre las fuerzas armadas y el sistema político con la finalidad de restar o, directamente, excluir a la población de la actividad y participación política. Por eso, la vigilancia de toda actividad considerada subversiva implicaba la atención sobre las actividades políticas de la ciudadanía. Así, los miembros de las fuerzas armadas intervenían y se hacían cargo de la vida institucional de los países latinoamericanos, adjudicándose la capacidad de interpretar y representar el sentir de los pueblos.
Para las cúpulas gobernantes y los sectores de poder de cada país, las sociedades capitalistas desarrolladas representaban un modelo a imitar o a alcanzar; por ende, la relación militar con los EEUU era entendida también como una asociación económica altamente provechosa.

“World peace through world trade”, la paz mundial a través del comercio mundial, slogan que IBM utilizó hasta fines de la década del ’70. Existía una comunidad de intereses entre las grandes corporaciones y el gobierno de los EE.UU. Washington debía mantener un “clima favorable” para el comercio internacional.     La expansión y estabilidad económica estadounidense requería una puerta abierta al mundo, es decir, libre acceso a los mercados mundiales, libertad de comercio y libertad de acceso a las fuentes de materia prima y de mano de obra barata.

Los hombres de negocios norteamericanos estaban convencidos del crecimiento indefinido como condición de equilibrio económico y que el comercio mundial, era una condición imprescindible para el crecimiento. Los representantes de las grandes corporaciones tenían la convicción de que, defender la libre empresa era luchar contra el comunismo, ya que la paz mundial y la libertad de comercio eran inseparables.

Así, los sectores de poder de los Estados Unidos se atribuyeron la misión de defender el “mundo libre” contra el comunismo y para ello, diseñaron la llamada Doctrina de la Seguridad Nacional (DSN), un verdadero plan de acción que adquirió auge en Latinoamérica a partir del triunfo de la Revolución Cubana en 1959.

¿Qué instrumentos utilizó EE.UU. para poner en práctica la DSN en América Latina?

Tratados,como el Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), firmado en 1947. Fue el primer pacto militar de la guerra fría. Invocaba la seguridad colectiva y la solidaridad hemisférica para prevenir y reprimir la agresión extra e intracontinental y para ello, preveía respuestas hemisféricas de carácter político, militar, diplomático, comercial, etc. Con la firma del Tratado, se lograba que, en caso de que alguno de los firmantes fuera agredido en su propio territorio o en zonas que se encontraban bajo su control, los demás países quedaban obligados a cooperar con él y a sancionar al agresor. Lo mismo sucedía si cualquiera de los signatarios se involucraba en un conflicto. Además, se subordinaba el principio de la “no intervención” a los principios de “seguridad colectiva y hemisférica”, quedando los firmantes en condiciones de entrometerse en los asuntos internos de cualquiera de los países firmantes.

La Escuela de las Américas surgió en el marco de la Doctrina de Seguridad Nacional, en Fort Amador, Panamá. La escuela estuvo desde 1946 a 1984 en Panamá, donde se graduaron más de 60.000 militares y policías de hasta 23 países de América Latina, tomando cursos técnicas de combate, tácticas de comando, inteligencia militar y técnicas de tortura.     También, mediante acuerdos bilaterales, se instrumentó el Programa de Asistencia Militar (PAM) desde el año 1952, por el cual se suministraba a los países latinoamericanos armamento, equipos y servicios de defensa, a cambio de los cuales debían participar en misiones importantes para la defensa del hemisferio occidental.

Cursos para militares latinoamericanos en escuelas especializadas, como la Escuela Militar de las Américas (US Army Scholl of the Americas, USARSA), ubicada en Ford Gulick, zona del Canal de Panamá, para impartir capacitación y alcanzar mejores niveles de profesionalismo en el mantenimiento de la seguridad interna, mayor colaboración militar en el desarrollo de cada país, manejo de operaciones de contrainsurgencia, compartir los informes de inteligencia. Hacia 1975, los graduados ascendían a 33.147, muchos de los cuales fueron jefes de gobierno, ministros, comandantes, directores de centros de inteligencia de los países latinoamericanos. Los cursos impartían una ideología anticomunista y contrarrevolucionaria; algunos de los cursos se titulaban Comunismo vs. Democracia, Ideología comunista y objetivos nacionales, Introducción a la guerra especial, Conquista y colonización comunista. La Escuela utilizó en sus programas de enseñanza un Manual de Torturas publicado por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA, según la sigla en inglés). En la Escuela de las Américas, los militares latinoamericanos también aprendían a amar el american way of life, el modo de vida americano.

Presión y dependencia económica llevada a cabo a través de diferentes medios: Estados Unidos usaría su posición predominante en instituciones financieras internacionales (por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional) para permitir o congelar el flujo de créditos u otras ayudas financieras a Latinoamérica; exigencia de una apertura económica ilimitada que atentaba contra las industrias nacionales; atraso tecnológico, los países latinoamericanos adquirían la chatarra descartada por EE.UU.

Película dirigida por John Huston (1970). Espías americanos operan en Moscú, para recuperar una carta robada sobre la implicación de los Estados Unidos en una conspiración anticomunista en China.  Soporte financiero, logístico y bélico a los civiles y militares que derribaban a través de golpes de Estados a los gobiernos latinoamericanos nacidos constitucionalmente pero que no respondían a los intereses de las corporaciones y la política internacional estadounidense.

Elementos de propaganda como el cine, utilizado para la transmisión de ideologías y para combatir al comunismo y a los movimientos revolucionarios en el frente interno, en la propia sociedad norteamericana y latinoamericana.

Elaboradas como forma de entretenimiento en las películas, series de televisión y dibujos animados, el mensaje se estructuraba a través de elementos que aportaban a la construcción de un fuerte anticomunismo. Estos elementos se presentaban en forma oculta, a través de recursos unas veces sutiles, otras no tanto, solían escapar al ojo del espectador común, pero iban lentamente imprimiendo a éste el respeto por el ordenamiento occidental y cristiano y el rechazo y temor hacia el comunismo. Así, películas, series, dibujos animados no sólo eran modos de entretenimiento, sino también, difusores y defensores del sistema. Difusores porque junto a los filmes se enseña a amar el american way of life y se vendía turismo, hamburguesas, modas, tecnología, gaseosas, etc. En tal sentido, el control de los medios de comunicación era capital.

Escudado en la lucha contra el comunismo EE.UU. diseñó y ejecutó -con el beneplácito de los gobiernos de facto, instruidos en la Escuela de las Américas- un plan de acción que iba más allá de lo ideológico-político y abarcaba la defensa de intereses económicos de sus corporaciones. ¿Contra quién se luchaba entonces? Estaba bien estudiado que para la aplicación de los planes económicos que tenían como finalidad la destrucción de la industria nacional, la colocación usuraria de capitales extranjeros, el endeudamiento externo y el manejo de los demás resortes del poder, era necesario mantener un estricto control social, ya que se preveía que tales políticas conllevaban pérdida de fuentes de trabajo, crecimiento de la pobreza y la marginalidad social. Subversivo era entonces, cualquier persona, independientemente de su ideología, militancia partidaria, participación social que, alertara o se opusiera contra este plan.

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En el año 1963, fue redactado por integrantes de la Central de Inteligencia Estadounidense (CIA) el primer manual de conducta interrogatoria. Fue utilizado durante el entrenamiento que se daba a los militares latinoamericanos en la Escuela de las Américas. Se trataba de una guía que explicaba los diferentes métodos a utilizar para sacar información a los subversivos. Este material sirvió de base a un nuevo manual llamado “Human Resource Exploitation Training Manual – 1983” (Manual de Entrenamiento para la Explotación de Recursos Humanos), este material era conocido por las fuerzas de seguridad latinoamericanas y puesto en práctica por muchos de sus integrantes. Lo invitamos a leer algunas de sus páginas.