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La Restauración y el Congreso de Viena

Una vez que Napoleón fue derrotado en la batalla de Waterloo, los embajadores de las potencias vencedoras se reunieron en la ciudad austríaca de Viena entre el 1 de octubre de 1814 y el 9 de junio de 1815. Algunos de los participantes fueron: Metternich, representando a Austria; Lord Castlereagh, a Gran Bretaña; Alejandro I, a Rusia; Humbolt, a Prusia y Talleyrand ,a Francia. España y Portugal intervinieron como potencias de segundo orden.

Text Box:   Sesión del Congreso de Viena El objetivo del Congreso fue reponer en el trono a los monarcas absolutos y restituir el ordenamiento territorial previo al advenimiento de Bonaparte y la Revolución Francesa. Es decir, de restaurar el Antiguo Régimen. Esto incluía también brindar a la Iglesia Católica un apoyo incondicional y devolverle las atribuciones y las tierras arrebatadas por los revolucionarios. La soberanía nacional de la revolución y la monarquía parlamentaria fueron consideradas por los restauradores como formas políticas heréticas.

Las ideas cimentadas por la revolución habían prendido con fuerza en algunos sectores de la población, de manera tal que, a pesar de la Restauración, los reyes absolutos debieron reconocer ciertas conquistas como la igualdad ante la ley y la eliminación de los privilegios fiscales. La restitución del Antiguo Régimen no podía durar mucho, ya que la burguesía, motor económico de la sociedad, no aceptaría la intrusión del Estado en el desarrollo del proceso de industrialización que comenzaba a extenderse por la Europa continental.

Además de restablecer en el trono a los monarcas absolutos, en las sesiones del Congreso de Viena se discutió la idea del equilibrio entre las potencias europeas, pensamiento sostenido con energía por Inglaterra.

Nuevo mapa de Europa:
Text Box:   Europa en 1815. Organización territorial a partir del Congreso de Viena.

















- Austria anexó territorios en el norte de Italia (Lombardía, Venecia, Istria) y la costa de Dalmacia (Croacia).

- Dinamarca incorporó Holstein y Lauenburgo y perdió el territorio de Noruega que pasó a Suecia. Por último, Cracovia se quedó como una república libre.

- Prusia actuó como contrapeso de Francia en el oeste al dominar la zona ribereña del Rin y como contrapeso de Rusia en el este.

- Reino Unido logró obtener en el continente el territorio de Hannover en Alemania, algunas islas (Malta, islas Jónicas) y otros territorios de ultramar que acrecentaron su poder marítimo.

- Rusia incorporó casi toda Polonia, Finlandia y Besarabia.

- Holanda, independiente desde 1648, recibió los territorios de Bélgica y Luxemburgo y pasó a llamarse Países Bajos. Esta unión duró hasta el año 1830, cuando Bélgica se independizó.

- El territorio germánico se encontraba fragmentado en una serie de pequeñas unidades políticas. Entre éstas, se destacaban Austria y Prusia que ambicionaban hegemonizar el proceso de unificación.

- Italia también se hallaba dividida en pequeños estados: el reino de Cerdeña y Piamonte que anexó Génova y recuperó Niza y Saboya, los Estados Pontificios, Nápoles, Lombardía y Venecia en poder de Austria.

- Francia retornó a los límites de 1792. A partir del nuevo reparto territorial, quedó rodeada de estados tapón que tenían la finalidad de impedir el renacimiento de su política expansionista: el reino de Saboya-Piamonte, Países Bajos y Prusia (Renania).

Fernando VII de España introdujo en el Congreso de Viena el tema de la situación de las colonias hispanoamericanas. Al momento de sesionar el Congreso, la única insurrección que se mantenía era la del Río de la Plata, mientras en Chile, Nueva Granada, Venezuela y México –que había declarado su independencia en el Congreso de Chilpancingo en 1813- los revolucionarios fueron vencidos por los realistas.

A partir de la Restauración, Fernando VII tuvo facilidad para enviar fuerzas armadas a través del Atlántico para recuperar sus territorios. Esas fuerzas estuvieron a cargo del general Morillo. Estaba convencido de que derrotada la revolución en Europa, las revoluciones americanas correrían la misma suerte. Pero a partir de 1816 y a pesar de algunas victorias sobre las tropas revolucionarias, se agravó y quedó sellado el fin del colonialismo español en América.

El intento del monarca español no tuvo acogida en los dirigentes políticos de 1815, quienes consideraron que la tarea central del Congreso era resolver los problemas de la política continental, colocando los sucesos extra-europeos al margen de las negociaciones.

El Sistema Metternich
Text Box:   Klemens Wenzel Metternich, canciller de Austria

Klemens Wenzel Metternich fue diplomático durante el reinado del emperador austriaco Francisco II y partidario del principio de legitimidad monárquica. Concebía el poder como derecho divino otorgado a los reyes por herencia. Se empeñó en conservar las posesiones de Austria y por ello, diseñó el llamado Sistema Metternich, a través del cual se procuró el mantenimiento del equilibrio europeo. 

El equilibrio se basó en los intereses de los monarcas y no de la población. En el Sistema Metternich, los Estados conformaban una suerte de cuerpo social, una comunidad en la cual debía reinar la reciprocidad. El derecho de intervención era considerado sagrado y natural. La intervención a otros países era una expresión de la cooperación mutua de los Estados, con el fin de neutralizar los movimientos revolucionarios que pudieran desarrollarse.

En 1815, Napoleón I marchó desde la Isla de Elba hacia París. El rey Luis XVIII debió huir y solicitó la intervención de sus aliados, los gobiernos de Inglaterra, Austria, Prusia y Rusia. El equilibrio alcanzado en el Congreso de Viena estuvo a punto de romperse, pero Napoleón fue finalmente derrotado por los aliados en la batalla de Waterloo (junio 1815) y desterrado a la isla de Santa Elena hasta su muerte, en 1821.

La Santa Alianza y la Cuádruple Alianza

La armonía entre los aliados contra el imperio napoleónico resultó ser pasajera y pronto, se manifestaron los intereses expansionistas de Gran Bretaña que aspiraba a mantener y ensanchar su predominio comercial y su imperio colonial. Asimismo de Francia, que pujaba por mantener su prestigio; de Austria que se empeñó en conservar sus posesiones y de Rusia, que pretendía acrecentar su fortaleza y su territorio. En suma, todas las potencias trabajaban para debilitar a las demás naciones.
Text Box:   Alejandro I de Rusia, Francisco I de Austria y Federico Guillermo III de Prusia
El zar Alejandro I, el emperador Francisco I –a través de su canciller Metternich- y Federico Guillermo III lograron unir a la Rusia cristiana ortodoxa con la Austria católica y la Prusia protestante en un pacto político-religioso llamado Santa Alianza (26 de noviembre de 1815).

La Santa Alianza invocaba la defensa de los principios cristianos como garantía del equilibrio europeo y de la defensa del principio de legitimidad -origen divino del poder de los reyes-. También invitaban a los monarcas cristianos a adherirse a esta alianza.

Los gobernantes británicos no acordaron con los principios de la Santa Alianza y conformaron junto a los gobiernos de Austria, Prusia y Rusia la Cuádrupe Alianza. Sus integrantes se comprometían a mantener los límites territoriales de sus países, impedir la explosión y desarrollo de revoluciones liberales -cualquiera fuera el lugar adonde éstas se desarrollaran-, conformar una fuerza armada para intervenir en caso de necesidad y convocar a reuniones periódicas de los miembros para evaluar la situación europea y establecer la política a seguir.

Inglaterra consideró la compensación de las fuerzas en el continente como una condición para tener libertad de acción y conservar su predominio fuera de Europa. El zar Alejandro I no aceptó reconocer la exclusividad inglesa en cuestiones de política europea y extraeuropea. Muestra de ello fue la propuesta de mediación en la guerra entre Inglaterra y los Estados Unidos en 1812, a través de la cual demostró su derecho a ser oído en asuntos del continente americano.

Alejandro I presentó incluso un plan para atraer a los Estados Unidos hacia la Santa Alianza como forma de dar a la coalición el status de una “alianza mundial”, que permitiera su participación en las situaciones allende el Atlántico. Esta propuesta no tuvo éxito, pero generó un acercamiento entre San Petersburgo y Washington que causó inquietud a los hombres de Londres. Metternich también estaba bien informado acerca de los sucesos del Nuevo Mundo.

La Cuádruple se transformó en 1818 en Quíntuple Alianza, a la que se agregó Francia. Hacia 1823, intervino en España y en Nápoles, con el fin de sofocar sublevaciones liberales en esos territorios. Los miembros de esta Alianza planearon intervenir en América para restituir la autoridad del rey de España en los territorios recientemente independizados, pero el presidente de los Estados Unidos de América, James Monroe, expresó en 1823, su rechazo a la intervención europea en cualquier país del continente americano.

Los gobiernos europeos frente a la cuestión americana

De 1816 a 1817, se agravó la crisis del dominio colonial y surgieron motivos que dieron lugar a la intervención de Inglaterra y de la Santa Alianza; se reavivó el conflicto español- portugués sobre la posesión del territorio de la Banda Oriental (actual República Oriental del Uruguay). Esta situación habilitó a Fernando VII a solicitar la mediación de esas potencias entre la metrópoli y sus colonias insurrectas.

Para que Gran Bretaña mediara en los asuntos americanos, se debían cumplir cuatro principios:

  1. Abolición del tráfico de esclavos por parte de España.

  2. Amnistía para los partidarios del movimiento de liberación y tregua durante las gestiones de mediación.

  3. Reconocimiento de la igualdad de derechos políticos para los americanos, es decir, para los criollos.

  4. Comercio libre para Hispanoamérica con todas las naciones, reservándole ciertos derechos preferenciales para la metrópoli española.

El gobierno británico estaba dispuesto a apoyar la soberanía de España sobre su territorio para impedir que las colonias cayesen bajo la hegemonía de los Estados Unidos pero, al mismo tiempo, debía procurarles cierta autonomía para asegurar su propio comercio e influencia.

El zar Alejandro I compartió la idea del gobierno inglés que sólo mediante concesiones políticas y económicas podía lograrse la estabilización del sistema colonial en las posesiones españolas primero y luego, también en las portuguesas. Alejandro I insistió en que debían imponerse en Hispanoamérica los principios de la Restauración europea.

También los gobiernos de Austria y Prusia fueron exhortados por España a prestar sus “buenos oficios” en la cuestión americana. Los representantes de estos Estados establecieron algunos principios que reflejaban su posición respecto de los acontecimientos americanos:

  1. Conservación del equilibrio europeo para proteger al Viejo Mundo contra los efectos de la revolución americana.

  2. Rechazo a una intervención armada con el fin de restablecer el orden legítimo en Hispanoamérica.

  1. Apoyo a Gran Bretaña para forzar la aceptación de modificaciones político-económicas de España respecto de sus colonias.

  1. Protección de los intereses económicos de Austria y Prusia en el comercio con América Central y del Sur.

El miedo a la transformación de toda América en repúblicas –al estilo estadounidense- y la influencia que tendría el proceso independentista en Europa, llevó a los representantes de la Santa y de la Cuádruple Alianza a elaborar proyectos que propiciaran una salida monárquica, estableciendo una o varias dinastías en América. Así se ensayó la entronización de un miembro de la dinastía borbónica española; de un descendiente de los Braganza de Portugal y de un archiduque austriaco. Se propuso además, instaurar el libre comercio, necesario desde mucho tiempo atrás, para aquellas potencias europeas que estaban viviendo su proceso de industrialización o pretendían desarrollarlo.