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Contexto Se puede advertir en los albores de la Independencia, cómo se fue configurando una literatura encargada de difundir el entusiasmo por la causa revolucionaria, los triunfos obtenidos contra el enemigo, el sentimiento patriótico. Una muestra de ello fue la La lira argentina, primera antología poética editada en 1824 y en la que apareció incluida -en primer lugar- la versión completa de la Marcha Patriótica. Esto da cuenta que la literatura producida en la década independentista estaba destinada a generar una tarea cívica que tenía que permanecer más allá de los tiempos, configurándose como lugar de la memoria. Hubo algunos antecedentes a la Marcha que dieron origen al Himno Nacional. La Gazeta
de Buenos Ayres publicó el 15 de noviembre de 1810 un canto patriótico escrito
por Esteban de Luca, poema que “fue musicalizado, según reza La Gazeta por “un ciudadano de Buenos Ayres”. La obra se cantó hasta la adopción de la Canción Patriótica de Vicente
López y Planes. En 1812 surgió una segunda canción escrita por Saturnino de la
Rosa y musicalizada por Blas Parera.
Estos poemas no colmaron las expectativas de las autoridades, quienes pretendían que un himno fuera acorde a la situación política, las ideas y los sentimientos que circulaban por entonces, en el Río de Plata. En consecuencia, en 1812, el Triunvirato encargó al franciscano Fray Cayetano Rodríguez la redacción de una composición sencilla para ser adoptada como himno. La obra –musicalizada por Blas Parera- no satisfizo. Finalmente, en 1813, la Asamblea General Constituyente encomendó a Vicente López y Planes la creación de un poema patriótico. Fueron Vicente López y Planes y Blas Parera, quienes asumieron la responsabilidad histórica, más que literaria, de plasmar letra y música –respectivamente- de la obra que diera origen al Himno Nacional Argentino.
Vicente López y Planes nació en Buenos Aires en 1785, hijo de padre español y madre porteña. Cursó sus primeros estudios en el Colegio San Carlos y los superiores en la Universidad de Chuquisaca, donde se doctoró en derecho.
Fue oficial del Regimiento de Patricios durante las invasiones inglesas y su comportamiento en las jornadas de “la defensa”, le valió un ascenso a capitán. Actuó en el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810. Marchó al Norte como secretario del Jefe del Ejército Auxiliar y fue secretario de Hacienda del Primer Triunvirato y diputado de la Asamblea Constituyente de 1813. Al renunciar Rivadavia en 1827, fue Presidente Provisional de la República por un breve período; fue ministro del gobernador federal Dorrego, y presidente del Tribunal de Justicia bajo el gobierno de Rosas. Asumió la gobernación de Buenos Aires después de la Batalla de Caseros y fue uno de los firmantes del Acuerdo de San Nicolás (1852). Murió en su ciudad natal en 1856, a los 71 años de edad. Sus principales obras fueron El triunfo argentino (extenso poema que festeja la victoria criolla sobre los invasores ingleses) y la Marcha patriótica (1813).
Ya
en 1810, inspirado en la Revolución de Mayo, Parera había compuesto la música
de varios cantos patrióticos. En 1812
escribió Canto a la Memoria de Mariano Moreno. Se le atribuye ser
el compositor de El 25 de Mayo, melodrama escrito en 1812 por Luis
Ambrosio Morante, relevante comediógrafo rioplatense. Compuso la música del Himno en la casa de Miguel de Luca, padre de Esteban
de Luca. Se dice que Blas Parera se inspiró musicalmente tras leerse el
poema en casa de Mariquita Sánchez de Thompson.
En
el año 1818, diversos documentos señalan su presencia en la ciudad andaluza de
Cádiz. Perdidos sus rastros de tierras gaditanas, hacia 1830 se lo ubicó
viviendo en Barcelona, donde el catalán pasó sus últimos tiempos como copista
de música, profesor de solfeo y canto, y maestro de una pobre parroquia. Murió en 1840.
A partir de
la creación musical de Blas Parera, se incorporaron a la canción patria muchos
arreglos, algunos de ellos producidos por su propio autor. Pero el más conocido
fue el arreglo que realizó el maestro Juan Pedro Esnaola, basándose en antiguos manuscritos de Parera.
Esnaola hizo arreglos de armonía e introdujo algunos adornos musicales. En 1944,
un decreto del Poder Ejecutivo estableció: “[...] Adóptase como único oficial
el texto de la versión musical del Himno Nacional Argentino hecha por el
maestro Juan P. Esnaola, y editado en 1860 [...]”.
Hay
diferentes versiones respecto de cuándo la Marcha Patriótica fue
interpretada por primera vez. Algunos autores plantean que fue leída por primera vez por el poeta
Esteban de Luca en una tertulia organizada por Mariquita Sánchez de Thompson. Según otros autores, en esa reunión de gala
en casa de Mariquita, todos los asistentes habrían cantado los poemas de López
y Planes. Otras fuentes comentan que fue esta dama quien interpretó las primeras
estrofas del Himno Nacional Argentino, el 14 de mayo de 1813. Esta última es la
versión que quedó instalada como oficial. Para otros estudiosos, el debut de la obra se llevó a cabo el 25 de mayo de 1813 en la
Plaza de la Victoria, al pie de la Pirámide de Mayo y fue cantada por los
estudiantes de la escuelita del maestro Rufino Sánchez y, ese mismo día por la
noche la entonaron los espectadores reunidos en el Coliseo Provisional.
Análisis Literario Marcha Patriótica – Himno Nacional Argentino Letra: Vicente López y Planes Música: Blas Parera
Nota:
los versos destacados en negrita cursiva, constituyen
–con otro orden y con la repetición de algunos de ellos- la versión del Himno Nacional Argentino que se canta
actualmente.
“Marcha Patriótica” -luego llamada “Himno, versión completa”- es el título del poema de Vicente López y Planes, cuyo
texto musicalizado por el maestro catalán Blas Parera, fue adoptado como Himno
Nacional Argentino por la Soberana Asamblea del Año XIII, cuya resolución
decía: “[...] téngase por única marcha
nacional, debiendo por lo mismo, ser la que se cante en todos los actos
públicos […]”. 11 de mayo de 1813 en la que se adoptó esta decisión, se tomó como la fecha en la
que actualmente se conmemora el Día del
Himno.
Si
analizamos la Marcha Patriótica advertimos un cierto argumento: surge una
nueva nación a partir de la conquista de su libertad, luego de luchar contra la
tiranía y la opresión; de esta manera América vuelve a encontrarse con la
tradición indígena, parte de su historia; no obstante los españoles entablan
larga guerra para mantener su poder, son derrotados por los patriotas;
finalmente, todos los pueblos libres del mundo, saludan regocijados a la nueva patria americana.
De acuerdo
con su contenido-, la obra puede organizarse en tres partes: La invocación que anuncia el nacimiento
de una nueva nación (1ª estrofa); la alusión
a luchas, enfrentamientos y batallas que posibilitaron la conquista de la
libertad (2ª a 8ª estrofa); y la salutación de los pueblos libres que celebran la
presencia de una nueva nación soberana (última estrofa). El coro que se repite después de cada
estrofa, constituye el estribillo.
El género de la obra es lírico, su contenido se vincula a la poesía cívica y patriótica. Los temas
principales que se abordan en la canción patria son la emancipación de un pueblo y el restablecimiento de su
dignidad; la exaltación del valor y la grandeza de los argentinos. Como asuntos secundarios, pueden captarse
las oposiciones libertad frente a tiranía, igualdad frente a desigualdad, heroísmo frente al cruel ensañamiento, victoria frente a la derrota, fraternidad frente al invasor.
Aunque la
temática rescata la independencia americana, el estilo de la composición
respeta los cánones del neoclasicismo: alusiones a figuras mitológicas,
invocaciones solemnes y majestuosas como la que abre el poema en modo
imperativo: "oíd", "ved", sin dudas para
lograr comunicar fuerza en la lucha. Está escrito en lengua culta, llena de expresiones y frases retóricas, de acuerdo
con el gusto neoclásico de la época, de léxico rebuscado ("ibérico altivo león", "cerviz orgullosa", por ejemplo).
La grafía
original de las palabras -que ha sido modificada en la versión completa que
transcribimos- corresponde a la lengua escrita rioplatense de la época: "quál", "imbasor", "yá", "majestad", entre otras.
Predominan,
por un lado el tono beligerante y combativo, pintando al usurpador mediante
tintes exageradamente siniestros: "tigres
sedientos de sangre", "vil invasor", "fiero opresor"; por otro, un tono de
gloria, triunfal, puesto en la imagen de los patriotas "campeones", "valientes", "bravos". El autor utiliza el nosotros para expresar el espíritu
fraternal y libertario común a
todo el pueblo argentino e incluso el americano.
Según estudiosos como el crítico español Menéndez y Pelayo, Vicente López y Planes se habría
inspirado en el “Canto Guerrero para los
asturianos”, del escritor neoclásico español Gaspar Melchor Jovellanos,
influencia que –según este autor- puede advertirse en el ritmo del poema;
no así en sus temas y conceptos.
El
musicólogo argentino Carlos Vega afirma que más cercano es el influjo de la Marsellesa, tanto en la estructura como
en el contenido de los versos. Veamos:
Este tipo de similitudes, se hallan a lo largo de todo el poema, principalmente en algunos conceptos como que “los días de gloria han llegado”; la lucha “contra la tiranía”; la caracterización como “feroces soldados”, están en ambos himnos.
Sin embargo, y a pesar de algunas influencias de la Marsellesa que se le señalan, el Himno Nacional Argentino tiene un claro y contundente contenido local, expresado en muchos de sus versos: “A vosotros se atreve Argentinos […”], “El valiente argentino a las armas […]”, “La victoria al guerrero argentino […]” Incluso se hace hincapié en la pertenencia a la patria grande americana: “[…] Buenos Aires se pone a la frente, de los pueblos de la ínclita Unión […]”, “Se conmueven del Inca las tumbas […]” Y de América el nombre enseñando /Les repite: ¡Mortales! Oid:/¡Ya su trono dignísimo abrieron/Las provincias unidas del Sud!”. La importancia del Himno Nacional -símbolo patrio que ocupa un espacio de privilegio en los rituales cívicos- es la de posibilitar que, cada vez que se lo entona, la memoria histórica de la comunidad se haga presente en el imaginario colectivo. El 30 de marzo de 1900, un decreto que llevaba la firma del presidente de la Nación, Julio Argentino Roca y de los ministros Felipe Yofre, Luis María Campos, José María Rosa, Martín Rivadavia, Martín García Merou y Emilio Civit dispuso: "Que, sin producir alteraciones en el texto del Himno Nacional, hay en él estrofas que responden perfectamente al concepto que universalmente tienen las naciones respecto de sus himnos en tiempo de paz y que armonizan con la tranquilidad y la dignidad de millares de españoles que comparten nuestra existencia, las que pueden y deben preferirse para ser cantadas en las festividades oficiales, por cuanto respetan las tradiciones y la ley sin ofensa de nadie, el presidente de la República, en acuerdo de ministros decreta: Artículo 1°. En las fiestas oficiales o públicas, así como en los colegios y escuelas del Estado, sólo se cantarán la primera y la última cuarteta y coro de la canción nacional sancionada por la Asamblea General el 11 de marzo de 1813". Desde entonces, sólo se canta una selección de la marcha completa sancionada por la Asamblea del Año XIII. Veamos como quedó conformado el Himno Nacional: Oíd mortales el grito sagrado Libertad, Libertad, Libertad, oíd el ruido de rotas cadenas ved en trono a la noble igualdad. Ya su trono dignísimo abrieron las Provincias unidas del Sud, y los libres del mundo responden al gran Pueblo Argentino Salud. Sean eternos los laureles que supimos conseguir coronados de gloria vivamos, o juremos con gloria morir.
Bibliografía Buch, Esteban: O juremos con gloria morir. Historia de una Épica de Estado, Buenos Aires, Sudamericana, 1994.
Cánepa, Luis: Historia de los Símbolos Nacionales Argentinos, Buenos Aires, Albatros, 1953. Castagnino, Raúl: “La literatura de Mayo”, en: Historia de la literatura argentina, Buenos Aires, CEAL, 1980. Corvalán Mendilaharsu, Dardo: Los Símbolos Patrios, Bandera-Escudo-Himno Nacional. Buenos Aires, Imprenta de la Universidad, 1944. Fernández de Yácubsohn, Martha: Literatura española e hispanoamericana. Buenos Aires, Kapelusz, 1979. Ricardo Rojas: Historia de la literatura argentina. Buenos Aires, Losada, 1917. Sáenz Quesada, María: Mariquita Sánchez. Buenos Aires, Sudamericana, 1995. Vega, Carlos: El Himno Nacional Argentino. Buenos Aires, Eudeba, 1962.
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